Texto y fotos: Alfonso Sampedro
El viaje que realizamos para este número fue corto; podríamos decir muy corto, pero extremadamente rico y emocionante. Nos lanzamos por las calles de Madrid con la idea de presentar una serie de imágenes diferentes de la ciudad, algo fuera de lo habitual; una tarea difícil, pero no imposible.
La elección de qué fotografiar fue complicada, pues Madrid cuenta con cientos de lugares emblemáticos e icónicos. Finalmente, opté por aquellos más conocidos tanto para residentes como para visitantes, con la sana intención de hacer a todos partícipes de este proyecto.
Conocía los trabajos que sobre las grandes ciudades han realizado el catalán Pep Ventosa y los ingleses Howard Wakefield y Sarah Parris, en los que utilizando diferentes técnicas consiguen representar escenas urbanas increíbles; algo que tenía muchas ganas de desarrollar y experimentar y qué mejor que Madrid, la ciudad en la que resido, para llevar adelante esta línea narrativa a través de imágenes.
Las grandes ciudades están en permanente ebullición, las transformaciones son continuas pasando muchas veces desapercibidas para nosotros. Este conjunto de fotografías intentan reflejar cambios, muchas veces irreales, de la realidad que nos rodea. Son puntos de vista distintos que nos muestran la forma tan diferente en que cada uno podemos contemplar el paisaje urbano.
En todas partes, así como en cualquier ciudad del mundo, siempre habrá algo que descubrir, desde lo más evidente hasta lo más oculto. Por mucho que la conozcamos, si nos fijamos con cuidado, si escrutamos sus calles o sus edificios, encontraremos cada día cosas nuevas, detalles que hasta ayer nos resultaban desconocidos.
Este proyecto es un tributo al cambio continuo, a lo nuevo por descubrir. Son imágenes que parecen irreales. A través de ellas, podemos percibir de qué lugar se trata, qué edificio se retrata o qué calle es la de ese punto de fuga. Es, en definitiva, la creación de una experiencia visual nueva a través de nuestra ciudad. Son invenciones abstractas de la realidad cotidiana. Son espacios narrativos visuales basados en lugares reales cuyo resultado, en realidad, nunca existió, solo en la memoria de quien los captó.